BASKETZARAGOZA.NET Joaquín Ruiz ha exprimido ya varias semanas de pretemporada en su primera experiencia al frente de un equipo de la Liga Endesa. Desde su presentación, hasta el contratiempo de Shermadini, pasando por la concentración de Vielha, repasa para la web de club sus primeras sensaciones.

Han sido días intensos en los que se siente “cómodo, muy bien. Hemos conseguido un grupo de jugadores que profesionalmente son lo que queríamos tener y humanamente entienden el paso de técnico ayudante a entrenador y son respetuosos. Los que han llegado nuevos son buenos profesionales y saben cuál es su rol”, comenta.

En este tiempo, el técnico ha tenido que vivir una adaptación y un aprendizaje de otros aspectos ajenos a su cometido en las últimas campañas: “Hay cosas que me cuestan porque nunca lo había hecho, como la planificación semanal que lleva su tiempo, pero estando dentro de la pista se te olvidan”. Y reconoce que cuesta más coger el ritmo “en el día a día más que en los partidos. Haber jugado de veterano los últimos años, con responsabilidad en el equipo y cercano al entrenador, me da tranquilidad en ese aspecto”, si bien matiza que cuando uno “es novato, alguna novatada tendrá que pagar”, afirma.

Pero su labor la vive como si aún estuviera dentro de la pista y no se olvida del marcador aunque sea un entrenamiento: “Me encanta competir y el morbillo de ganar, ir perdiendo y recuperar, o ganar y que no te pillen y eso intentas trasladarlo a tus jugadores”, explica desde su estilo serio pero salpicado de momentos distendidos. “En su justa medida. Pasamos mucho tiempo justo y dentro de la seriedad de cada uno y el trabajo bien hecho hay momentos en que tiene que haber una sonrisa, siempre y cuando no se convierta en un jolgorio. Es un juego y como tal lo tenemos que tomarlo, aunque sabemos que jugamos para ganar”, subraya.

Por otro lado, conocer ya a todos los miembros del cuerpo técnico es algo que ayuda: “A nivel personal bastante, y eso es hace que todo sea fácil. Son muy buenos profesionales y saben que se tienen que dedicar en cuerpo y alma a su faceta”, entre los cuales se encuentra la novedad de su ayudante, Pep Cargol. “El hecho de que haya sido jugador hace que le vaya el tema de la competición y se siente cómodo. Tiene claras las funciones que le pido y es una persona entrañable que se adapta bien al cuerpo técnico, se ha integrado muy bien. Los jugadores verán en él un buen apoyo para subsanar las deficiencias o consultarle dudas”, destaca.

Joaquín Ruiz es muy conocido en el baloncesto zaragozano y por ello su proyección exterior es importante: “Me ha sorprendido porque son mensajes de mucho cariño, dadas las circunstancias, y eso atrae y lo agradezco. Los aficionados te desean suerte, que todo va a salir bien o te dan ánimo. Todo el mundo va a empujar y eso siempre se agradece”, mientras en su ámbito más personal reina la plena satisfacción. “La gente a mi alrededor está con mucha ilusión, mis padres, mis hijos, mi chica: todos encantados y felices haciendo fuerza para que el club siga creciendo y que disfrutemos del baloncesto que en los últimos años se están viendo”, confiesa.

Para un jugador con sentido de club, la cantera es un tema importante grabado en su memoria, pero reconvertida al cliché del siglo XXI: “Me recuerda mis años de jugador. Había un cartel que ponía orgullo de raza. Ahora estamos en una sociedad globalizada y tenemos críos que están creciendo con nosotros aunque no sean nacidos en Zaragoza porque eso ya no importa. Son chicos formados en nuestra tierra, en nuestra casa. Tener tres jugadores en el primer equipo entrenando es señal de que el club lo está haciendo bien no solo en el primer equipo sino en la cantera. Tampoco hay que olvidar a los jugadores cedidos que pueden ser apuestas de futuro. La cantera va dando sus frutos y ojalá estos jugadores lleguen a ser importantes”, desea.

En ese escenario, analiza la concetración en el Valle de Arán, días intensos de preparación y convivencias: “El trabajo en Vielha ha sido bueno, física y tácticamente, hemos avanzado un poquito. En lo que supone conocernos, ha sido una concentración positiva con una conviviencia fenomenal, con momentos distendidos, y sobre todo para saber cómo somos en lo personal", describe.

La principal contratariedad, la baja temporal de Giorgi Shermadini cuando el plantel se daba por cerrado definitivamente: "Trastoca los planes porque, en prinicipo, teníamos la ilusión de contar un jugador de gran calidad desde ya pero las circunstancias son las que son. Hay que ser positivos y mirar hacia adelante", afirma.

Y tras unas semanas, el entrenador del CAI Zaragoza reconoce que “vamos dando señas de identidad de una filosofía que es continuista, con pequeños matices que puedes aportar”, aunque advierte que queda “mucho camino por recorrer. A estas alturas otros años no teníamos a todos los jugadores y habíamos perdido algún partido, ahora hemos ganado cinco pero no podemos quedarnos en el resultado, no es importante”. Para Joaquín lo trascendente es que los objetivos “0se vayan cumpliendo y se están haciendo en un amplio porcentaje. Estoy contento porque la actitud del equipo y la disciplina con lo que quiero se cumple, eso es bueno. El trabajo y la humildad deben ser nuestro libro diario”, defiende.

El nuevo director de la nave rojilla también echa un ojo a sus compañeros en la parrilla de salida del 5 de octubre y augura una intensa pelea: “Va a ser una Liga Endesa más cara. Va a haber una serie de equipos –Real Madrid, Barcelona, Unicaja, Valencia y Laboral Kutxa- que van a estar por encima”, aventura, al tiempo que ubica a su equipo en esta carrera de fondo. “Luego, un grupo de 6 o 7 equipos muy parejos. Detalles a lo largo de la temporada -un mal día, un average, una lesión- nos pueden afectar para estar un poquito más arriba o un poquito más abajo”, analiza.

Para terminar, un  guiño a la imagen que se exhibe en algunas vallas publicitarias de Zaragoza, junto a la plantilla 2014-2015. Un grupo dispuesto a asaltar cualquier cancha de baloncesto: “Me dicen que tengo cara de malo. Tenemos que ser malos, ojalá nos digan que somos el CAI Zaragoza de los 'Bad boys', de los que se dejan la vida y de los que no conocen a nadie en la pista aunque luego podamos ser los más majos y graciosos. Va en nuestro orgullo y nuestra profesión el dejarnos el alma en cada acción y cada balón. A partir de ahí creceremos; si no, probablemente seremos mediocres”, concluye. La pizarra y la pista le esperan una tarde más.