BASKETZARAGOZA.NET Padre e hijo con una misma pasión. Es otra forma de celebrar la festividad del Día del Padre y en Basket Zaragoza 2002 repasamos la historia de cuatro familias que además de compartir genes, aman el basket, les une de una u otra forma el CAI Zaragoza y su dedicación al deporte que ha marcado un antes y un después en sus vidas. Los mayores vistieron de corto en sus amplias trayectorias baloncestísticas y, ahora, dejan paso a sus hijos. En plena fase de formación en las categorías base de nuestro club, los hijos siguen la estela de sus antecesores: la saga de los Murcia, Fernández, Alocén, Hernández y Ruiz continúa.

Alberto y Carlos Alocén
Allá por los años ochenta comenzó la historia de Alberto Alocén en Zaragoza -tras su formación en el Real Madrid-, en el Helios Skol antes de recalar en el Peñas de Huesca y concluir su carrera en el Askatuak aunque luego regresara fugazmente al Conservas Daroca de Zeravica. Una vez retirado, disfruta del baloncesto en la capital aragonesa, viendo a su hijo Carlos y comentarista ocasional en algunos medios de comunicación. “Para mí el fin de semana no hay mejor cosa que hacer que ver a mis hijos haciendo deporte. Carlos es diferente a como jugaba yo, tiene más talento pero es difícil comparar porque cada uno es como es y tiene su forma de jugar”, afirma el exjugador.

Por su parte, el base de 13 años del Infantil -convocado ya por la selección española de su edad- tiene que compaginar el deporte con los estudios, lo más complicado según su padre: “En el CAI exigen bastante entrenamiento y hay que buscar horas para todo porque lo importante son los estudios, es difícil. El hecho de compaginar el deporte y estudio les va a llevar hasta arriba”, concluye.

Fran y Fran Murcia
Padre e hijo y, además, unidos por el nombre. El pívot Fran Murcia fue internacional absoluto con la selección española de baloncesto (32 partidos) y vivió una de las mejores épocas del CBZ donde ganó la Copa del Rey (1989-1990) y se proclamó subcampeón de la Recopa de Europa. Tras 16 años en las canchas, se retiró en 2004 en nuestro club. Fran (hijo) es alero del Cadete A, a las órdenes de Pedro Carrillo. De esta manera, el nombre de Fran Murcia vuelve a estar en una pista de baloncesto.

Aunque conserva su esencia de jugador, como padre equilibra su papel. “El entrenador lo tienen que entrenar aunque mejor que un padre profesional no le va a dar mejores consejos nadie. Le he dado muchos y los suele seguir aunque a veces se los tenga que repetir”, dice un padre que reconoce “algunos gestos de mi juego. Fran tiene el medio gancho que tenía yo pero al jugar en una posición diferente es complicado que juegue igual. Espero que meta los tiros libres, no como yo”, recuerda.

El que fuera jugador de Basket Zaragoza 2002 reconoce que su hijo “ha elegido siempre el libremente pero la influencia de su padre le ha afectado. Me ha visto jugar aunque era pequeño pero sí me ha visto de veterano” y reconoce que en una pachanga veraniega, “hasta ahora me ve con mucho miedo. No sé si por respeto o porque soy cañero; soy duro y no miro si es mi hijo”, dice un padre que se conformaría “con la experiencia en el CAI Zaragoza, algo que le está mejorando como persona. Aunque me apetecería lo máximo, que llegue donde le lleve su nivel”, concluye.

José Miguel y Miguel Hernández
Ambos comparten la formación en la cantera zaragozana. En la década de los 80, encontramos al alero José Miguel Hernández cuya carrera baloncestística ha tenido un marcado acento aragonés aunque también emigró para demostrar su calidad: CBZ, Granollers, Peñas Huesca, Orense, Menorca y Stadium Casablanca fueron sus clubes. Los genes deportivos los ha heredado su hijo, Miguel, ala-pívot del Cadete A del CAI Zaragoza.

“Nunca me meto en nada deportivo. Soy de los que piensa que el entrenador debe ocuparse en marcar la pauta aunque le dé algún consejo o detalle. Miguel tiene mucha capacidad física, como yo la tenía a su edad. Técnicamente le gusta penetrar como a mí, pero basado en esa capacidad física”, dice.

La llegada de su hijo al basket fue libre y casual. "Empezó a jugar al tenis y llevaban buena trayectoria (mis dos hijos) y un día se engancharon al basket. Fue a un Campus de Basket Zaragoza y desde entonces ahí está. No iré a Roland Garros pero me gustaría verlo en el Príncipe Felipe aunque yo he estado ahí y sé que es difícil. Me alegra que se enganche al deporte y lo haga en un sitio donde la seriedad y la disciplina le formen”, concluye.

José Ricardo y Jaime Fernández
Formado en las categorías inferiores del CB Zaragoza y más conocido como "Pepito" Fernández, este exjugador aragonés ha traspasado su ilusión y dedicación al baloncesto a su hijo Jaime, alero del Infantil del CAI Zaragoza. El amor por este deporte y su unión al equipo rojillo le ha hecho seguir vinculado a ello ya que actualmente es entrenador ayudante del conjunto Júnior, un factor que no aprovecha para ejercer de padre-entrenador: "Estoy disfrutando mucho viendo todos los partidos y entrenamientos que puedo aunque como jugador no nos parezcamos en nada. La verdad es que mi hijo no me pide consejos a la hora de jugar o mejorar, cero ayudas".

Por la experiencia que adquirió durante su etapa como jugador, Fernández, de padre a hijo, traslada un consejo en el que destaca el trabajo y esfuerzo constante sin dejar de lado el colegio: "Lo único que le aconsejo a mi hijo y a todos es que disfruten y sobre todo que trabajen y compaginen el deporte con el colegio hasta donde puedan llegar. Todo lo que hagan que sea al máximo interés y esfuerzo”, dice el padre de Jaime, quien ya ha sido seleccionado con la española de su edad.

Joaquín y Álex Ruiz
Ambos están ligados a la entidad rojilla en la actualidad: uno como segundo técnico del CAI Zaragoza de Liga Endesa, mientras Álex ejerce como delegado del Cadete A. Joaquín Ruiz Lorente formó parte del CBZ durante 7 temporadas, equipo con el que se proclamó campeón de la Copa del Rey y subcampeón de la Recopa de Europa. Completó 20 temporadas en ACB tras pasar por CBZ, Unicaja, Huesca, Valencia, CB Gran Canaria, Caja Cantabria y Leche Río Breogán. Luego cambió la dirección en pista por la dirección desde el banquillo.

Su hijo Álex es delegado de equipo pero sigue jugando "en Autonómica. Voy a verlo siempre y disfruto mucho. Comentamos el partido y tanto él como mi otro hijo -David- y ambos son receptivos”, explica el ayudante de José Luis Abós. El baloncesto ha reinado siempre en su casa “desde que nacieron. Alex llegó a verme jugar. Para él y para su hermano el basket es un estilo de vida”, afirma.

Joaquín ve similitudes con su juego. “Interpreta bastante bien el juego -juega de base, como lo hiciera él- y reconozco cosas mías en Álex, cosas de superstición, gestos y tics, como cogerse el pantalón cuando descansa en el banquillo”, asevera. No obstante, antes de la pelota naranja, Álex empezó jugando al futbol: “Nunca les influí. Eligieron el basket por su cuenta. Deben ser felices y disfrutar haciendo lo que quieran y donde quieran”, reseña.

Para Joaquín, el papel de Álex como delegado del Cadete A, supone que “se esté formando. Ve cómo trabajan otros entrenadores, o los preparadores físicos porque está estudiando INEF. Disfruta y aprende con ello y eso es lo importante”, concluye.

Reportaje gráfico: Esther Casas